Eduardo Punset

Eduardo Punset ha publicado un nuevo ensayo, El Sueño de Alicia, y en su primera semana ya es el libro más vendido en España. Punset es ese señor que tiene un programa de divulgación científica en TVE titulado Redes, hecho que en sí mismo constituye una heroicidad que se prorroga durante los últimos diecisiete años, lo que convierte a Redes en un milagro de resistencia frente a todas las oleadas de la moda televisiva, modas que como todo el mundo sabe giran en torno a la zafiedad más pura.

Redes debe de verse mucho porque ahí sigue, con Punset al frente. Las personas jóvenes no saben que Punset no ha sido siempre el divulgador con melena ensortijada que cualquiera reconoce en los anuncios de Pan Bimbo, sino que hubo un tiempo en el que este hombre se dedicaba a la política, terreno en el que llegó incluso a ser ministro. Abandonadas ya sus aspiraciones electorales, Punset viene funcionando maravillosamente como una especie de gurú del cientifismo espiritualista o del espiritualismo científico, valga una cosa por la otra.

Habría que separar la personalidad de Punset en dos aspectos: por un lado, el Punset presentador y entrevistador que vemos en su programa, y por otro lado el Punset escritor. Digamos que cuando Punset entrevista a un científico lo hace muy bien: deja hablar, sabe escuchar y formula preguntas muy pertinentes. Podemos reprochar que cuando habla en inglés con sabios extranjeros, este señor ha renunciado a los subtítulos y opta por doblarse a sí mismo con su voz habitual, que es una voz con ese acento aflautado que tanto éxito ha dado a sus imitadores cómicos (empezando por José Mota). Cuando conseguimos olvidarnos de tan hilarante doblaje, podemos disfrutar de las entrevistas, porque además los científicos que salen en Redes son, como se dice habitualmente, primeros espadas de la ciencia.

Y luego está el Punset escritor y, por extensión, pensador. Debemos decir que nosotros hemos leído a Punset fundamentalmente en el artículo periodístico y en sus declaraciones públicas, y lo que sabemos de sus postulados nos deja frío. Analicemos y comentemos algunas de las frases cocinadas por don Eduardo, seleccionadas de forma aleatoria y enunciadas fuera de contexto:

«La felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad [¿Perdón?].

Si no tienes jefes tienes muchas más posibilidades de ser feliz que si te mandan” [Gran verdad que no sólo los hombres sino que incluso determinados animales más o menos inteligentes han deducido por la pura experiencia personal, basada en los golpes de vara de avellano recibidos sobre las costillas].

«Hasta las bacterias funcionan por consenso, o no funcionan« [Hay una posibilidad de que las bacterias no tengan ni idea de lo que es el consenso].

«Es muy probable que las mejores decisiones no sean fruto de una reflexión del cerebro sino del resultado de una emoción« [Y es mucho más probable que las peores decisiones sean también resultado de una emoción, así que las decisiones tomadas desde la emoción no garantizan de entrada nada bueno, más bien al contrario].

Aunque un pobre llegue a rico, seguirá sufriendo las mismas enfermedades que afectan a los pobres, como resultado de la opresión que sufrió en el pasado» [Este determinismo fisiológico no puede tomarse muy en serio].

La felicidad es la ausencia de miedo, la belleza es la ausencia de dolor» [Podemos cambiar el orden de la frase (“la felicidad es la ausencia de dolor, la belleza es la ausencia de miedo”), y el resultado seguiría siendo igual de arbitrario y poco definido].

El amor es una ley de comportamiento con una fuerza equivalente a las leyes de la física” [Me parece que leyes como la de la Gravedad tienen algo más de fuerza que cualquier ley emotiva que quiera formular don Eduardo].

El abandono y la humillación es lo que más estrés nos provoca” [Además de poner el verbo en singular cuando debía aparecer en plural (“El abandono y la humillación son las cosas que más estrés nos provocan”), Don Eduardo se olvida aquí del estreñimiento, otro potentísimo generador de estrés].

Tengamos en cuenta que hemos sacado las frases de su hábitat ensayístico y que tal vez estas reflexiones, incrustadas en un párrafo bien florido, tengan un sentido más o menos plausible. También habría que tener en cuenta que Punset lleva décadas haciendo muchas más reflexiones y pese a ello es difícil encontrar alguna que fije de manera perfilada algo identificable con algún aspecto de la realidad que nos rodea.

La cosa es que con estas y otras máximas del mismo pelaje, Punset ha estructurado una doctrina filosófica más bien aguada e indefinida que por lo visto ha cambiado la vida de mucha gente, empezando por la vida del propio señor Punset, cuyas reflexiones publicadas han provocado casi con toda seguridad un incremento en los volúmenes de su cuenta bancaria particular. Punset tiene cada vez más lectores y damos por hecho que sus vidas han mejorado leyendo estas cosas, aunque habría que ver de qué forma podemos aplicar en nuestro día a día máximas filosóficas como “Cuando se habla de corazón me temo que se habla de sistema límbico«, o como “La mejor manera de contrarrestar una emoción negativa es tener una positiva más fuerte”. En el mejor de los casos, son obviedades; en el peor de los casos, o no se entienden o son francamente dudosas.

Dicho todo esto, yo quiero ser como Punset, y voy a empezar a publicar en este blog mis reflexiones más profundas. El mundo del cientifismo espiritualista o del espiritualismo científico me espera con los brazos abiertos.

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