Gran Hermano Vip

Desde que este blog existe hemos dedicado una entrada al año a glosar lo que pasa en Gran Hermano Vip, el programa de Telecinco. Algunos de nuestros escasísimos e inteligentísimos lectores nos reprochan que en este blog saltemos de un tema a otro sin ningún criterio y en concreto nos reprueban esta afición perversa por la programación televisiva más o menos putrefacta o en mal estado. Ante estas quejas, nosotros manifestamos nuestro compromiso con la ecuanimidad y nuestra falta de prejuicios, y mostramos nuestra intención de comentar cualquier cosa que nos llame la atención. Hay que reconocer que, dentro de este género televisivo cuasidocumental, nos cuesta describir algunos programas (como Mujeres y Hombres y Viceversa, por ejemplo) porque son programas que se encuentran por encima de nuestra resistencia sensible; como cualquier telespectador, nosotros no somos de piedra y tenemos nuestras limitaciones, que en determinadas circunstancias nos obligan a cambiar de canal en cuanto percibimos la presencia de un tronista.

Sobre GH Vip se pueden decir varias cosas. En primer lugar, e independientemente de lo mugriento del contenido, diremos que este programa está muy bien planteado y muy bien resuelto. La combinación de protagonistas famosos ha llegado a unos límites de maquiavelismo verdaderamente impresionantes. En la edición de este año tenemos estrellas de Sálvame (Raquel Bollo y Rosa Benito), conflictos familiares inagotables y también relacionados con Sálvame (los Matamoros), conspiradores políticos indescriptibles (el Pequeño Nicolás), presentadores más o menos acabados, videntes más o menos olvidados, famosos más o menos de capa caída, concursantes de otros GH y hasta un joven al que hemos visto desde pequeñito viviendo un calvario personal de mucho cuidado (Julián Contreras Jr). Todas estas personas dan muy buen juego por separado, pero es que además estamos viendo que muchas de ellas ya se conocían entre ellas antes de entrar al programa y también vemos que algunos concursantes mantienen conflictos ocultos con otros desde hace mucho tiempo, unos conflictos que la dirección del programa va sacando a la luz en función (suponemos) de los resultados de audiencia. Si la cosa flojea, el programa introduce un conflicto.

En esta línea de excelencia televisiva (seguimos hablando solamente del formato del programa), es importante señalar que cualquier espectador puede engancharse a este GH Vip en cualquier momento porque el propio programa es básicamente una recopilación imparable de sus mejores momentos, momentos que se repiten una y otra vez y que permiten conocer en cinco minutos lo que ha pasado en la última semana. GH Vip es un programa siempre dispuesto a hacer balance, a resumir la situación. Eso está muy bien para el telespectador ocasional, aunque no tan bien para el que ve el programa de forma continuada durante más de media hora, puesto que la repetición puede acabar con la paciencia de cualquiera.

En lo que llevamos de programa, se puede afirmar que lo que está pasando dentro está a la altura de las expectativas. La frecuencia de explosiones anímicas de los famosos es alta. El porcentaje de personajes que lloran es muy aceptable. Quizá hemos visto de momento muy poco ambiente en relación con la cópula, que en estos programas es una de las bases de la intriga. No parece que hay edredoning ni ninguna otra modalidad termodinámica relativa al ayuntamiento sexual. Entendemos que la organización del programa tomará cartas en el asunto de un momento a otro y, si es necesario, introducirá en la casa algún elemento desestabilizador desde un punto de vista hormonal.

Por tanto, y salvo esta castidad momentánea, hay que decir que este GH Vip transcurre en una normalidad más o menos previsible. Ahora bien: los espectadores veteranos, las personas que conocen la idiosincrasia de estos programas, y los fanáticos de los realities quizá están pasando por alto un fenómeno importantísimo que es la culminación de un lento proceso y que, precisamente por la falta de distancia, está pasando desapercibido. Este fenómeno es el de la predominancia. SI uno mira las cosas con perspectiva se dará cuenta de que en estos momentos casi toda la programación de Telecinco gira en torno a Gran Hermano Vip. Salvo los sábados, Gran Hermano Vip protagoniza todas las noches y casi todas las tardes de la programación de Telecinco. No sabemos lo que pasa en Telecinco por las mañanas, pero nos da en la nariz que en esta cadena también hay una cobertura matutina de las evoluciones de los famosos encerrados.

La preponderancia invasiva de este programa es una idea fabulosa para la cadena porque abarata costes. Los colaboradores debaten airadamente sobre este programa a cualquier hora y así justifican su salario, y la empresa se ahorra dinero porque no compra series ni produce cualquier otro programa carísimo. Y esta presencia intermitente de GH Vip en antena se complementa con el ambientazo que hay en lo que se conoce como las redes sociales, que están que echan humo y que además dan continuidad eterna al asunto. GH se convierte así en una marea negra que va conquistando todos los recovecos, y lo hace a través de los terminales televisivos clásicos y a través de los nuevos dispositivos electrónicos. La gente puede ver las broncas de la familia Matamoros en cualquier momento y a cualquier escala, en el cuarto de baño, en la parada del autobús o en un sepelio. Todos podemos participar de este trending topic.

Mientras tanto, en España no hay gobierno. Esto no es necesariamente bueno ni malo, pero hay que recordarlo porque parece ser que mucha gente está a otra cosa. En concreto, está a ver qué pasa con GH Vip.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s