Ha muerto el músico estadounidense Lou Reed. Tenía 71 años y, por la vida tan revuelta que había llevado, entendemos que su llegada a la vejez ha sido una pura casualidad. ¿Quién era este señor? Lou Reed era conocido por ser uno de los precursores de lo que se ha llamado el rock alternativo y porque es uno de los primeros artistas roqueros más bien adultos, en cuanto a que fue un pionero a la hora de abordar en sus letras una temática -drogadicción, muerte, anomalías psicológicas- no apta para menores, además de ser uno de los que introdujo el ruidismo y la cacofonía saturada en la canción popular. Como pasa cada vez que alguien muere, la ponderación de sus méritos o de sus errores tiende a ser un procedimiento que se hace a la buena de Dios y sin mucho criterio, y más aún hoy en día que la información nos llega retuiteada y regurgitada por alguien que no sabemos quién es. En el caso de Lou Reed, se nos dice que ha sido un genio total, que ha sido una figura clave en la historia del rock y que su obra prácticamente cambió por completo la cultura estadounidense del siglo XX.
Estas afirmaciones admiten pequeños matices. Yo he tenido alguna afición por la música de este hombre, y Lou Reed era a mi entender un escritor literario magnífico: los textos de sus canciones siempre son tremendos, de un tremendismo frío y desolador. Por esa calidad literaria, Reed compite en condiciones de igualdad con Bob Dylan. Musicalmente, hay que decir que Reed era un hombre de una voz recitativa muy justita de fuelle -aunque muy estilosa- y de un tremendo talento para los riffs de guitarra, y es evidente que, con una pobreza de medios expresivos tan importante, este hombre obtenía un rendimiento fenomenal. Las canciones de Reed consisten generalmente en un fraseo de guitarra eléctrica repetido muchas veces y una melodía vocal más bien plana y seca, casi rapeada por Lou Reed, pero el resultado combinativo de estos dos elementos es magnífico. En sus canciones, Reed hablaba de cosas truculentas, francas, que parecían muy personales incluso cuando lo que nos contaba eran historias de otros.
Y lo más importante de Reed es que era, a mi entender, un clásico. Se ha dicho que lo clásico es aquello que no se puede hacer mejor, pero yo creo que lo clásico en la música pop es aquello que siempre es inmediatamente reconocible. En música, los maullidos de Dylan, el engolamiento de Elvis, la magia nocturna de Sinatra, la armonía angelical de Simon y Garfunkel, los riffs mostrencos de AC DC, el ataque vocal de Van Morrison, la guitarra exquisita de Knopfler, los alaridos de Raphael o la carraca desaforada de los Rolling Stones son cosas inconfundibles, y, en este sentido, incluso alguien con un oído musical de pladur podría reconocer los recitados y la guitarra de Reed al escuchar por la radio cualquiera de sus canciones por primera vez. «Este es Lou Reed», decimos al oír su música.
Ahora bien: yo creo que hay que ver la importancia directa y real de Lou Reed en el mundo musical. Es seguro que sin Reed no habrían existido grupos famosísimos como The Cure o Nirvana ni nos habríamos encontrado nunca con toda la murga obtusa de la música indie, de tan dudosa calidad. Pero Reed ha sido un músico popular de difusión alicorta. No ha tenido nunca un éxito masivo, ni mucho menos. En Estados Unidos, a Reed no le conoce literalmente nadie fuera de los ambientes musicales urbanos, no como a Dylan, que es conocidísimo (a veces, odiadísimo) en la América rural, quizá porque Dylan absorbió la tradición del folklore consuetudinario. En cambio, el calado popular real y directo de Reed es nulo.
Por lo tanto, debemos interpretar que la trompetería que estamos oyendo con respecto a Reed se debe a su amistad con Andy Warhol y a su pertenencia (junto a su primer grupo, Velvet Underground) a la ganadería que rodeaba al famosísimo artista de las sopas Campbell’s,. Nosotros pensamos que la influencia de Warhol en Reed se circunscribió a cierta estética chapera y yonkie, pero creemos que Reed es un autor que, con su violencia humana y su desasosiego paranoico, está lejísimos de la superficialidad colorista que era la marca comercial de Warhol. En cierto modo, Reed era el anti Warhol total, y que Dios le bendiga por ello.
Quien esté en disposición y con ánimo de pasar miedo (hay gente así) debe escuchar con atención un disco de Lou Reed que se llama Magic and Loss (1992). El disco describe las muertes casi simultáneas de dos amigos de Reed, víctimas del cáncer, y es en realidad una exposición glacial de los desajustes de la vida. O sea, todo lo contrario a un póster de Warhol.
Reed ha muerto. Ha durado bastante dadas las circunstancias. Descanse en paz.
PS: Una pregunta interesantísima es por qué en España hemos adjudicado sexo femenino al primer grupo de Reed, Velvet Underground: en España lo llamamos La Velvet Underground o simplemente La Velvet. No sabemos por qué se ha hecho eso. Ocurre lo mismo con otro grupo norteamericano clásico, Creedence Clearwater Revival, que en España se conoce como La Creedence. ¿Por qué? Trataremos de resolver este misterio.
Puesto que están permitidos los comentarios, estos son los míos:
Dice usted: justito de voz. Pero cuando sacaba el tono cabreado (pienso en «Strawman»), no le cuadraba mucho lo de justito.
Me gusta eso que dice usted de «antiwarhol». Ya de mayor, le dedicó a «Drella» aquel disco maravilloso, pero yo, que desde hace ya un montón de años he admirado tanto la pbra de Lou como tenido en poco la de Warhol, me adhiero a su opinión.
Y acabo. Veo que muchos reseñistas ponen «Magic and loss» entre las cosas más altas de LR. He adorado ese disco desde hace más de veinte años y me parece formidable que se lo reconozca como la obra maestra que es, con todo y el miedo que da…
Estimado señor Fdez.: no digo yo que Reed careciera completamente de capacidad pulmonar, pero es evidente que no era Tom Jones, ni falta que hacía, por otra parte. Funcionaba mucho mejor en su registro susurrante. Magic and Loss es el disco de Reed que yo prefiero, aunque no es para todos los públicos ni para todos los momentos.
Gracias de nuevo por su colaboración