El grupo musical Bon Jovi está en plena gira mundial y ofrecerá dentro de un par de días un concierto en el estadio Vicente Calderón de Madrid. El mundo entero conoce y quiere a estos músicos de Nueva Jersey que llevan desde 1983 vendiendo millones de discos con su estilo híbrido de rock, heavy metal y pop, perfectamente tamizado y convertido en un puré hecho para que puedan disfrutarlo hasta los espectadores que no tienen dientes (musicalmente hablando, se entiende). Es evidente que Bon Jovi es otro de los grupos que han sufrido los rigores de la crisis discográfica global, y también es cierto que su trabajo en los últimos quince años parece una repetición de esa fórmula tan mantecosa que descubrieron a finales de los ochenta, pero no podemos negar que la manufactura de estribillos infalibles es una actividad de mérito que se debe ponderar muy positivamente.
La novedad real que presenta Bon Jovi en 2013 es la ausencia de su guitarra solista, Richie Sambora. Este señor Sambora es una viga maestra del conjunto: ha estado en el grupo desde el principio y ha sido coautor de todos los hits que han dado el gran relieve que hoy tiene esta banda. Hace unos días, el líder del grupo, Jon Bon Jovi, anunció que Sambora no iba a poder acompañar al grupo en su etapa europea de la gira porque por lo visto el guitarrista tenía que resolver determinados problemas particulares que no eran de carácter médico (Sambora ha sido aficionado a los estupefacientes y de vez en cuando necesita reposo). Acto seguido, Sambora ha negado la versión del cantante y ha dicho que se encuentra perfectamente y que no tiene ningún problema personal, por lo que si ha abandonado la gira es porque alguien le ha exigido que lo haga. Para complicar más las cosas, Jon Bon Jovi ha dicho que la ausencia de Sambora tampoco supone mucho problema porque el papel de este guitarrista en el grupo es el de mero suministrador de solos roqueros, cosa que por lo visto puede hacer cualquier otro instrumentista más o menos melenudo: «No es como si faltase el guitarrista The Edge en un show de U2, cosa que supondría necesariamente la cancelación del concierto», ha dicho Jon Bon Jovi. Cuando Sambora ha oído tan cordiales palabras de su amigo, se ha cabreado considerablemente, y ha sugerido al cantante que contrate a The Edge para sustituirle («si tienes huevos», ha faltado que dijera Sambora).
Es evidente que en el patrón musical de este grupo norteamericano la presencia de Richie Sambora tiene una importancia menos relevante que la del guitarrista de U2. Nos guste mas o menos U2, tenemos que reconocer que las canciones de U2 empiezan, siguen y acaban en los arpegios grandilocuentes y aparatosos del guitarrista The Edge; por el contrario, en el caso del grupo Bon Jovi la presencia de un guitarrista es necesaria, aunque no tiene por qué ser específicamente la guitarra del señor Sambora. Lo más importante en un concierto de Bon Jovi es sin duda la presencia de Jon Bon Jovi, que es un cantante con una voz normal pero con una estética anormal: hay pruebas inequívocas de que el aspecto físico de Jon Bon Jovi desencadena una licuefacción completa en la práctica totalidad del género femenino mundial. Las mujeres ven y oyen a Jon Bon Jovi y padecen de manera inmediata una parálisis de todos sus órganos (parálisis de todos salvo de los órganos responsables del calentamiento del sistema nervioso central, que empiezan a funcionar como una estufa de queroseno). En definitiva, hay un hecho crucial, que es el hecho de que todas las mujeres se derriten ante Jon Bon Jovi. Por eso, para que haya Bon Jovi (grupo) tiene que haber Jon Bon Jovi (vocalista irresistible); las mujeres irán a ver a este cantante a donde sea, y con ellas arrastrarán a los hombres. La masificación está garantizada. En cambio, ninguna mujer realizará un trayecto mediano para oír a Sambora, dicho sea con el máximo cariño.
No sabemos qué ha pasado entre estos dos músicos de tanto prestigio internacional. Sambora es un hombre que puede tener derecho a sentirse traicionado, aunque debemos decir que cuando esté deprimido podrá consolarse contemplando las incontables toneladas de millones de dólares que ha conseguido reunir, producto de los royalties derivados de haber firmado las canciones de Bon Jovi a medias con el cantante. Por otro lado, tenemos que reconocer que Jon Bon Jovi es un hombre con atractivo y que además y en este caso concreto conoce perfectamente el funcionamiento del espíritu popular. De hecho, el grupo ha anunciado la ausencia de Sambora en el concierto de Madrid y ha ofrecido la oportunidad de que las personas no conformes con esta ausencia puedan entregar su entrada en taquilla y se les devolverá el dinero. De entre los 50.000 espectadores que se esperan allí, no se conoce un solo caso de solicitud de devolución.
PS: Jon Bon Jovi ha anunciado que ni él, ni sus músicos ni sus apoderados van a cobrar un duro por el concierto que ofrecerán en Madrid. El coste de la entrada irá a sufragar los gastos de montaje, y es un dinero que acabará en manos de los operarios, promotores y empleados españoles que van a organizar el concierto. Esta medida inaudita se basa en la depauperada situación de la economía española. Evidentemente hay que ser un cantante bastante multimillonario para poder permitirse llevar a cabo esta iniciativa, pero hemos de decir que muchos cantantes multimillonarios no lo harían (y no lo hacen).