Mantener a Bielsa

Según todos los indicios de los que disponemos a estas alturas, parece que el entrenador de fútbol Marcelo Bielsa no seguirá en el Athletic Club de Bilbao el año que viene. Por tanto, estamos en un momento tan bueno como cualquier otro para glosar la figura de este señor, que llegó a Bilbao hace dos años y que se ha revelado como un hombre singular por muchos aspectos. No creo que sea necesario ponderar los resultados que ha obtenido en el Athletic, porque están a la vista de todo el mundo; nos parece más interesante hablar de su personalidad.

Bielsa irrumpió en el ámbito bilbaíno por videoconferencia. Durante las elecciones a la presidencia de 2011, el hoy presidente Urrutia convocó una rueda de prensa y conectó a los presentes con Bielsa, que estaba en su casa de Argentina. Bielsa, que aún no era el entrenador del Athletic, ofreció una charla larguísima en la que demostró un conocimiento minucioso de la idiosincrasia del club, de las características de todos los jugadores y de otros muchos aspectos. Cualquier aficionado que escuchara esta alocución tuvo que quedarse atónito: sin conocer mucho al interfecto, ya pudimos ver que se trataba de un hombre obsesivo y fuera de lo corriente.

Y a lo largo de estas dos temporadas ambas características se han puesto de manifiesto continuamente. Bielsa es un hombre obsesionado por el control y que vive bajo unos parámetros de funcionamiento inflexibles, aunque esta inflexibilidad está orientada al concepto de la justicia, que en Bielsa es acusadísimo. Bielsa montó un pollo el verano pasado porque entendía que las obras de las instalaciones de entrenamiento del club llevaban un retraso injusto (nadie debió decirle que en España las obras se retrasan indefectiblemente). Bielsa, por ejemplo, no concede entrevistas para no beneficiar a ningún medio de comunicación en concreto y para no perjudicar al resto, y se limita a dar ruedas de prensa universales en las que contesta a todos los periodistas. En estas ruedas de prensa, Bielsa habla mirando al suelo y da una imagen de hombre al que le falta un tornillo, y si uno se queda con ese aspecto formal es muy probable que se dude de la capacidad de este entrenador.

El lenguaje de Bielsa es tan alambicado como el de cualquier otro argentino más o menos ilustrado, pero, si uno consigue entender lo que Bielsa dice, verá que Bielsa dice cosas concretas, atinadas y con sentido. Además, Bielsa tiende a asumir todas las responsabilidades de lo que pase con el equipo y nunca habla de los árbitros (algunos entrenadores dicen que no hablan de los árbitros pero cuando pierden un partido todos hablan de los árbitros). Bielsa es muy exigente con sus jugadores, y eso provoca que algunos de ellos acaben de él hasta el gorro.

En cuanto al juego que practican los equipos de Bielsa, la cosa está bien clara. Bielsa quiere llegar al área contraria y lo consigue, pero deja la parte de atrás hecha unos zorros. Los partidos de un equipo de Bielsa son partidos en los que su equipo y el equipo contrario tiran muchas veces a gol. En este sentido, tienden a ser partidos divertidos. Durante los últimos dos años, el Athletic de Bilbao ha empatado o perdido varios partidos que iba ganando por dejar siempre la defensa desguarnecida. Esto afecta directamente a los nervios del aficionado, que en general es partidario de amarrar el resultado y que prefiere ganar por encima de cualquier cosa.

Otra cosa que molesta mucho al aficionado del Athletic es que Bielsa ha reducido de manera importantísima el número de faltas que cometen sus jugadores y la dimensión de esas mismas faltas. El aficionado considera que hay algunas faltas que deben hacerse, y si se pueden hacer con menoscabo de la salud del jugador rival, mejor. También ha resultado muy fastidiosa la manía que tiene Bielsa de prohibir a sus jugadores que pierdan el tiempo cuando van ganando, que hagan teatro o se dediquen a eso que se llama el juego subterráneo, que es consustancial en el fútbol. Los equipos de Bielsa ofrecen una sensación de candidez completa, y les falta el cuajo que otorga un buen codazo en un corner.

Después de considerar todas estas cosas, podemos deducir que Bielsa es un hombre absurdo que tiene difícil encaje en el mundo de hoy. Los equipos de Bielsa van a ofrecer siempre partidos divertidos y medianamente desprovistos de juego sucio, y son equipos que, por esta extraña manera de funcionar, siempre van a tener unos resultados peores de lo esperado. Eso no quita para que yo considere que Bielsa es un entrenador al que habría que mantener en su puesto durante muchos años, y el hecho es que ésa es mi opinión al respecto.

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2 comentarios en “Mantener a Bielsa

  1. Apreciado Pedro,

    Suscribo radicalmente su visión y opinión sobre D. Marcelo Alberto Bielsa Caldera. Además de conseguir que la pasada temporada pudiese ver a los 11 aldeanos jugando como los ángeles, lo que me produjo un gozo indescriptible, pienso que si este planeta fuese un poco más Bielsa, sólo un poco más, otro gallo nos cantaría.

    En otro orden de cosas y aunque quizá ya se encuentre al corriente, quería advertirle de que, si todo transcurre en orden y a partir de diciembre, me vendrá fenomenalmente bien su trabajado monográfico dedicado a las series infantiles.

    Fuerte abrazo y a seguir viendo en lo que es…

    1. Querido Monchista:
      Estoy seguro de que cuando usted se introduzca en el terreno infantil y explore los caminos de la animación del siglo XXI podremos establecer un diálogo de gran altura epistolar sobre estas series. Por otra parte, deseo que, por el bien de todos, el futuro descendiente se parezca a la madre. Gracias por su comentario y un abrazo a ambos

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