Raphael y la defunción de la industria

El cantante jienense Rafael Martos, Raphael, celebra su 70 cumpleaños y acaba de grabar un nuevo disco, titulado Mi Gran Noche, en el que repasa éxitos menores de su carrera en los años 60 grabados ahora con nuevos arreglos. Este señor es conocidísimo en todo el mundo y tiene como principales características un chorro de voz impresionante y una teatralidad exagerada. Desde que tenía nueve años de edad, Raphael lleva entreteniendo a varias generaciones de hispanohablantes que al parecer se sienten atraídos por el amaneramiento imparable de este hombre excesivo.  Para una persona como yo, el éxito de Raphael no se entiende; tal y como yo lo veo, el indudable vozarrón de Raphael queda sepultado por una colección de tics y movimientos de ojos que muchas veces no tienen ninguna relación con las letras de las canciones que canta este señor, en un conjunto audiovisual de muy difícil digestión. Pero evidentemente yo soy un insensible porque, según varias fuentes, Raphael ha vendido a lo largo de su carrera más de 75 millones de discos, cifra que le coloca en lo alto de la lista de artistas españoles que más discos han vendido junto a Julio Iglesias, su hijo Enrique Iglesias y Camilo Sesto (que es otro personaje completamente estrafalario, dicho sea de paso y con todo el respeto).  

En fin, que este estilo dramático de interpretar las canciones puede parecer absurdo pero engancha a una importante cantidad de aficionados, aunque no sabemos si es por pasión ciega o si es porque esos aficionados están en la broma y realmente se ríen de los aspavientos del intérprete. En todo caso, el éxito de Raphael es un hecho definitivo.

La verdadera novedad del nuevo disco de Raphael es que sólo va a estar disponible para su adquisición a través de descargas online: Mi Gran Noche no se va a editar en ningún formato, ni por supuesto se va a poder comprar en las tiendas en forma de CD. Esta decisión empresarial va en consonancia con la lógica de los nuevos tiempos, pero sorprende, puesto que se puede suponer que el público que sigue al cantante de Linares no debe tener una relación fluida con las nuevas tecnologías. Cuando vemos por la tele un concierto de Raphael, o cuando tenemos que padecer durante el tiempo que sea alguno de los programas especiales de Navidad que la televisión pública pone a disposición de este cantante (suponemos que bajo la dirección de José Luis Moreno), se puede comprobar que el núcleo central de los arrebatados seguidores de Raphael está formado por unas señoras de edad avanzada cuya relación con Spotify puede ser más bien inexistente, aunque en estos asuntos hacer suposiciones es una temeridad.  De hecho, cabe la posibilidad de que estas señoras se descarguen contenidos como un informático cualquiera, y que se dediquen a ver temporadas enteras de Juego de Tronos en su tableta. Sin embargo, uno tiende a pensar que estas señoras son las únicas que todavía comprarían un CD en una tienda, pero si la discográfica de Raphael ha optado por la descarga es porque indudablemente los expertos de esa compañía han estudiado la situación y han visto que ya ni Raphael vende CDs.

Por tanto, podemos decir que el nuevo disco de Raphael, titulado Mi Gran Noche y disponible para descargas online en las páginas web correspondientes, constituye un acontecimiento importantísimo porque es el verdadero certificado de defunción de la música impresa en cualquier formato. Si Raphael no edita ni comercializa discos, nadie más lo hará.

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8 comentarios en “Raphael y la defunción de la industria

  1. Está claro que usted no tiene ni idea de la categoria músical de este gran Artista, que es un referente musical, que junto con Cristobal Colón, descubrió américa, que acabo con los crooners, que puso la alfombra roja a todos los que llegaron detrás, le visto en su medio, en los directos, podrá no gustarle, pero reconocimientos todos, y gusta a todas las generaciones, informese bien.

    1. Estimada Rosa:
      Es evidente que mis recursos expresivos son de una pobreza de mucha consideración; yo quería transmitir y ponderar la importancia que Raphael tiene en el mundo de la cultura en español, pero a la vez quería dejar claro que este señor me provoca cierto sonrojo y vergüenza ajena, siempre desde el máximo respeto. Probablemente yo sea un insensible y un tarugo. Así son las cosas; qué le vamos a hacer. En todo caso, deseo que Raphael siga muchas décadas más en lo más alto y pegando sus alaridos impresionantes.
      Trataré de ser más claro en el futuro.
      Gracias por su comentario y un saludo

  2. Querido Pedro, eso que llama Vd. alaridos, no es otra cosa que este gran hombre y este gran artista, tiene la capacidad de dar el Do natural de pecho, sin falsete, lo que le coloca en una tesitura de Tenor, y posee el don natural de una técnica de arte drámatico que es «mimo corporal» ese es Raphael, y le aplauden y quieren tres generaciones, le ha visto en directo alguna vez?????

    1. Estimada Rosa:
      Creo que está bastante claro que nunca he tenido ocasión de ver a Raphael en directo. El periodista musical Quico Alsedo dice que una vez estaba viendo a Raphael en un teatro de Madrid y la cosa no era nada del otro mundo hasta que de repente se fue la luz. En aquel momento, Raphael se puso a cantar sin micrófono y acompañado solamente por el piano, y dice el periodista que aquel chorro de voz sin amplificación era un fenómeno natural comparable a un ciclón; una cosa de no creer.
      Yo solamente he visto a Raphael en la tele o en sus películas, y entiendo que el medio no le hace justicia, puesto que esa «técnica de arte dramático» que usted cita resulta bastante más cómica que dramática. Pero repito que la dimensión del artista jienense está fuera de dudas.
      Gracias por sus comentarios y un saludo

  3. Muchas gracias por responder a mis comentarios, y me encantaria poder saludarle este septiembre en la puerta de la «Zarzuela» lugar donde el llamado «monstruo de la canción» reunirá de nuevo a tantos y tantos fieles, un saludo.

    1. Estimada Rosa:
      Me temo que no podré acudir a ese concierto, aunque estoy seguro de que será una experiencia perfectamente huracanada y extática. Espero que todos ustedes lo disfrutes. Un saludo

  4. Estimada Judith: tengo 38 años, y ciertamente voy perdiendo capacidad auditiva, aunque tendría que estar mucho más sordo para no oír al señor Martos y a su temible vozarrón. En «Una Noche en la Ópera», de los Hermanos Marx, Groucho le dice a Chico: «En Nueva York están deseando oír cantar a su tenor». Y Chico le contesta: «Pues, cantar, sí canta, pero me temo que no le van a oír desde allí». Posiblemente si Raphael se pone a cantar en Madrid a pleno pulmón le oirán en Nueva York. Gracias por su participación

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