Cuando uno es padre puede empezar a disfrutar de la programación televisiva de los sábados. Es una experiencia que casi siempre es desoladora, pero que de vez en cuando le ilumina a uno; el pasado sábado, vi de manera sucesiva Las Noticias de La Sexta y después la película “Up in the Air”, de Jason Reitman, con George Clooney y Vera Farmiga, y en esa sucesión de programas me di cuenta de que en los medios audiovisuales, como en tantas otras cosas de la vida, el camino por el que se llega a algún sitio puede determinar que se acabe llegando allí o no. Y me explico.
No suelo ver muy a menudo Las Noticias de La Sexta, programa presentado durante el fin de semana por Cristina Villanueva, pero lo vi el sábado por la tarde. Nada de lo que apareció en ese programa puede considerarse como una noticia a la manera convencional; ninguno de los asuntos tratados era nada puntual, concreto, que estuviera pasando ese mismo día, sino que el programa nos mostraba una serie de situaciones más o menos permanentes que servían para reforzar la tesis general e inmutable, una tesis que puede resumirse en la siguiente frase: “La culpa de la crisis es de los especuladores multimillonarios, que nos han llevado a una situación límite”. Partiendo de ahí, el programa se dedicaba en exclusiva a ilustrar la premisa con escenas de desahucios, recortes de sueldos de funcionarios, protestas de profesores y demás, y todo ello venía enlazado por el rostro consternado de la señorita Villanueva. El programa terminó y yo me quedé sin saber qué era lo que había pasado en España durante esa jornada desde un punto de vista informativo; y, lo que es peor, en mi experiencia como espectador, la sucesión de estampas tremebundas desembocó en una saturación apática intolerable. Lo que veía en la tele dejó de importarme, con lo que, si se trataba de concienciarme, el programa resultó un fracaso definitivo.
Y después vi “Up in the Air”. La película nos muestra a un personaje concreto, bien definido, y mientras vemos sus avatares particulares nos damos cuenta de cuál es la realidad económica escalofriante que estamos viviendo, aunque nadie nos la exponga de manera grosera. Es decir, que en esta película se parte de lo particular (la vida del protagonista) y el espectador, sin esfuerzo, autónomamente, llega hasta lo general (la crisis y el desempleo), y cuando la película acaba uno ve que ha estado la mar de entretenido y que mientras tanto ha visto con gran claridad lo mal que está el mundo y lo difícil que será que el mundo mejore. Uno queda, en ese sentido, en un estado de abatimiento completo.
Por tanto, tenemos aquí un planteamiento inteligente (el de la película), basado en la creencia de que el público no es tonto, y que parte de lo concreto (la historia del protagonista, los detalles de la historia) para dejar que el espectador llegue de forma natural a contemplar el desolador panorama general; y por otro lado tenemos el planteamiento de La Sexta, que se basa en la ejemplificación intensiva y sin matices de una tesis de cemento armado que hay que comunicar de manera más o menos mostrenca a un público con déficit de atención. Tal vez la metodología de La Sexta sea la más apropiada a la situación actual, pero eso no elimina el hecho de que yo prefiero el camino de “Up in th Air”.
Por último, una nota sobre George Clooney. Este actor de indiscutible atractivo físico podría dedicarse a hacer de galán en las películas más leves y ñoñas que uno pueda imaginarse a cambio de toneladas de millones de dólares, y sin embargo tiene un currículum impresionante de películas sutiles, sagaces e implacables sobre asuntos muy serios, películas que además la gente va a ver de forma masiva. Creo que no se puede pedir más.