La especialización

Me dicen algunos amigos que este nuevo blog no está mal pero que tendría mucho más tirón popular si fuera una página especializada en algún asunto concreto y particular. O sea, que en vez de divagar sobre cosas variopintas, habría que volcarse en la especialización y ser una referencia individualizada clara, y así lograr ser visitado e invocado de manera multitudinaria en virtud de esa concreción.

Parece bastante claro que mis amigos tienen razón, y es evidente que el mundo moderno tiende a repartir tareas y conocimientos: tal vez ésa es la clave del progreso y del avance ultramoderno de las tecnologías. Al parecer, sin especialización no hay progreso humano. Ahora bien: ¿cuál tiene que ser mi especialidad? Hay determinada gente con una personalidad perfilada y claramente delimitada, y con una vocación obsesiva; suelen ser expertos fenomenales en algún ámbito muy reducido, y relativamente inútiles en muchos otros temas. Para ellos, esta pregunta no tendría sentido. En mi caso, esa especialidad inmaculada no está tan clara. Soy un inútil en muchos aspectos, y en otros no lo soy tanto, pero en ninguno soy un experto imbatible y muchos de esos asuntos sobre los que sé algo no tienen utilidad práctica ni, por supuesto, demanda alguna por parte del distinguido público.

Así que, aunque sólo fuera por insuficiencia, no podría especializar el blog. Pero es que, además, no me apetece. La especialización parece una muy buena idea industrial y castrense, pero en el mundo de la información / opinión esa especialización fragmentada nos ha llevado al caos: estamos informados, pero no nos enteramos de nada; nos llueven los datos en un plano de igualdad total, y ya no sabemos qué es lo importante: todo es inmediato, todo muta y todo se acumula y luego se tira, y al final nada ha quedado (hay tantos ejemplos que no voy a citar ninguno). Sólo sabemos de lo nuestro, de nuestra especialidad concretísima, y para enterarnos de lo que ocurre en otros ámbitos recopilamos titulares cojos. Internet nos pasa por delante de los ojos una ristra actualizada e infinita de tweets sueltos entre los cuales cabe de todo: lo grave y lo leve, lo profesional y lo amateur, lo fundamental y lo accesorio. La información se arroja a la calle en pequeños cubos desde todas las ventanas y recorre la línea radioeléctrica sin que haya diques, saltos de agua o canales. Creo que ha llegado el momento de la urbanización de los datos. Me parece que necesitamos ya al paisajista de la información.

Yo no puedo aspirar a ser ese paisajista, pero puedo poner en mi escaparate lo que sea con un cierto orden. Así que prefiero no cerrarme puertas y hablar aquí de lo que me parezca importante, pero con imparcialidad y claridad. Porque si hay alguna especialización en esta página sólo es la de la búsqueda de la precisión. Lo más difícil de escribir es conseguir poner las palabras adecuadas al pensamiento que uno quiere expresar; lo más complicado es encontrar el término expresivo inevitable para cada idea. La curiosidad variada es lo que me gusta, pero fijada en los términos precisos. La adecuación de la palabra a la idea es la objetividad pura. Vamos, que no me especializo, y que seguiré de diletante y aficionado. Que, como decía D’Ors, seguiré siendo «un especialista en ideas generales».

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2 comentarios en “La especialización

  1. señor Gumuzio podría recomendar algún tipo de almohada cervical para mejorar la lectura de estos artículos? suya afectísima.

    1. Señorita arrabalera:
      Los artículos son un somnfíero de una pureza que no puede mejorarse con ninguna almohada. Por ello, es conveniente no manejar maquinaria pesada mientras se consultan estos artículos.
      Gracias y un saludo

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